miércoles, 10 de agosto de 2016

Una hoja entre el papeleo

Intentar cruzar nuestras miradas, con el profundo deseo que en una de ellas te me quedes mirando y así sepas lo que siento por ti. Por la manera en que la tenue luz del sol roza tus cabellos pinté tu mirada del color de la flor más bonita del jardín de mis deseos.
Pienso en ti y planeo una vida entera contigo, y la eternidad de un beso.
Son mis lágrimas del dolor de no tenerte las que hoy son tinte de mis versos; y el deseo de tu boca, mi inspiración del blanco papel que juega tu presencia.

martes, 4 de noviembre de 2014

Una Llegada Inesperada

"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida"

Debería empezar con: "Justo en este momento en el que menos te necesitaba....", pero no fue así yo nunca te necesité; sí, es verdad que te busqué, pero necesitar es un verbo muy fuerte para ese deseo.
Fue una tarde silenciosa, entre mucha gente en el pasadizo del centro de estudios, no del colegio, no, en el pasadizo de la fría, lejana y para nada sorpresiva academia, claro está que después de que llegaste todo eso cambió. Pasaste por mi lado, ninguno de los dos nos dimos cuenta, mejor dicho, tú no me notaste y yo no quise darme cuenta; no es tu culpa, he cambiado.
Me has hecho volver a las andanzas; me crujen los huesos, vuelven los celos, la chica del tul azul asoma por mi ventana, me arde la frente entre las cejas, el estudio me mata. Maldito sea el día que dejé de escribir, pero ahora todo está bien, he vuelto, la voz en mi cabeza que me dicta, narra y canta las palabras vuelve a aparecer, no como la primera vez, hoy no hay una radio que haga sonar música clásica a mi lado, ya no me imagino a la bailarina saltando en el campo como la primera vez, tal vez la inocencia fugó, tal vez, solo tal vez.
Esos ojos chinos, esa nariz, esos labios, los he visto antes, con ojos de niño, como mira uno a una persona que quiere y que sabe que lo quiere. Te recordaba pero preguntarte si eras tú era arriesgarse a la vergüenza y no valía la pena, hasta que te llamaron, en voz alta, escuché tu nombre y dije "No puede ser ella, ¿o sí?", sí, sí podías ser tú, debías tener mi edad, esa estatura y esa voz, debías ser tú. -Hola, ¿me recuerdas?
Desde la última vez que te vi han pasado muchas cosas, entre ellas el tiempo y las oscuras golondrinas. El primero fugaz, certero e invariable, rápido y lento, enseñando sus peores facetas y sus mejores virtudes; así por así no suelen aparecer las añoranzas, la nuestra es joven pero ya madura, han pasado 5 años. Las segundas, las de Bécquer aparecieron desde lo alto y luego de la estadía por sobre mi cabeza, se desplomaron a causa de disparos.
[...] -Has cambiado un montón
-Tú casi nada
-Que ha sido de ti, ¿hace cuánto que no nos vemos? [...]
Sonreíste suavemente, yo sostuve una sonrisa decente y contuve los gritos de alegría, definitivamente, te extrañaba.
Fue algo inesperado tu llegada, aunque te haya esperado igual.

Gracias. X_PM

martes, 26 de noviembre de 2013

Incorrecto

"Muero en el campo de batalla, desangran mis llagas entre los surcos de mi piel"

No entiendo el amor, se enreda como hiedra en cada pensamiento que lleva nombre de mujer y luego migra como golondrina cuando ya anidó palabras.
Migras como golondrina, cuando ya pintaste las letras de un color, cuando le diste la razón, cuando ya sembraste recuerdo. Y ahora soy yo el que paga las deudas de tu fugacidad.
Si vas a huir, ¿por qué viniste aquella vez? sin tambores ni trompetas, sin alarde, sin aviso, camuflado entre amistad y delirio, y soy yo el idiota que te deja pasar, cuando ya conozco tu cara fiera, dispuesta a todo, conozco tus vestidos y el tul azul que cubre tu cara, conozco tus pasos de mujer y tu canto de sirena me aturde y solo te dejo pasar, y entras y adornas.
Con tus poemillas ornamentales hiciste una novela, mas pusiste mi firma y la enviaste por mar a su destino. Hipócrita! Copiaste la novela y la mandaste a otros lares!
El mar por donde pasó aquel barco no está en los mapas, no, lo enviaste a ultramar y solo diste orden de encallar en costas cercanas, no diste nombre, no diste la cara.
Te veo volver a casa, mejor ignorar.
Tocan la puerta, es por tus cartas, me empujas me vistes con el tul azul, veo tu rostro marginal y unas pupilas que se copian hasta ya no verlas más, veo tu rostro de mujer y veo ríos que que cortan como sagita las mejillas, no son tuyos.
Clavas un cuchillo en mi pie, abres la puerta y te escondes a un lado, solo eres auditorio, me tomas de la mano, desgarras mi pie y huimos.
Otros lares nos esperan, perdón, solo te esperan a ti. Luego retiro el espejo de en frente y el titiritero se va para ocupar el mismo espacio y tiempo que yo.
Se buen escritor, guarda el tiempo, colócalo en una caja de cristal pero píntala de hierro, y cuando tus ideas llenen ese corazón  de títere, escribe la más hermosa novela y no volveremos a ver ríos en mejillas ajenas, pies desgarrados, barcos naufragando, novelas copiadas ni oiremos golondrinas o cantos de sirena, entonces ella, con su cuerpo de dama, pasará la puerta, te saludará y correrá el tul azul y amarás.

Gracias M_RC

martes, 15 de octubre de 2013

Miradas, dijo

Miradas, miradas cruzadas, miradas que viven, que mueren , que matan, miradas, eternas, miradas de luto, miradas que se juntan y el mundo desaparece, miradas que desaparecen cuando el mundo las junta.
Y entre todas las miradas, entre tantas diferentes y cambiantes, está la tuya, oculta tras un mechón de pelo que la une con tu sonrisa.
Mis ojos gritan tu belleza, si solo tuvieran bocas.
Pero para qué, mudos, mudos igual que yo se encontrarían.
Clavados desde la raíz por una mirada que golpea en lo más hondo.
Una mirada que desaparece cuando el mundo la junta con la mía.


Gracias AASR

viernes, 23 de agosto de 2013

Paredes negras

Le siguen, él huye, corre por las calles sin siquiera voltear la mirada, el miedo lo había dejado en una misma acción, única y monótona. Las pisadas se hacen más fuertes, más cercanas, el corazón evaporándose por los ojos a causa de la adrenalina, salta una cerca, son dos, se eleva, ahora tiene los techos a sus pies, nadie se rinde y ahora el miedo toca poco a poco sus músculos, punzándole casi haciéndolo caer, de repente su suelo se torna techo y tropieza, se rompieron los maderos de la casa y se encuentra solo en una habitación, nadie notó su desaparición, termina su persecución.

Su cuerpo late tan fuerte que le tapa los oídos, pero este cesó su movimiento al morir el miedo de la carrera, entonces el aire se endulza, música por todos lados, música como nunca escuchó. El cuarto que lo rodea vestía de luto, gira sobre sus talones y encuentra una perilla brillando, solo existe un rayo de luz que le da visibilidad a la habitación, un haz que viene del techo herido por su tropiezo.



Abre la puerta y la música sangra de las paredes, viene de todos los lados y él busca la fuente con esperanza, esperanza que le mueve el alma y se siente flotar, mover por una marea eterna de sonidos, ve a lo lejos del corredor, entreabierto, un portón de madera. Se mueve lentamente, sin siquiera sentir sus piernas, mientras se acerca, su sangre, como congelándose, paraliza sus sentidos y la conciencia se ocupa de hacerlo escuchar y acercarse a la abertura del portón.

Inerte yace el hombre, admira y descubre a una joven que se sume en el sueño de sus manos, roza las teclas como si besara con las yemas de sus dedos, cada una de ellas.

Ella, como perturbada por su respiración, abre los ojos y haya una mirada seca e imposible de apagar, él, clavado de pies, solo ve como se acerca y abre el portón que lo escondía, nota entonces su desnudez y la de ella.Sus cabellos bailando en su rostro y sus ojos como queriendo sonreírle. Da un par de pasos y está a centímetros de él, la cabellera golpea al hombre en la cara y este, como envenenado desea aspirar el aroma, esperando encontrarlo tan dulce como su música, pero ella no para el paso, se aleja sin tornarse a verlo y él siente la presión en el pecho cuando se le es negado el deseo. 

Acelera el paso, ¡no existe sentido!, ¿por qué corre ahora que ya la deseo? no corría, no corre, solo camina rápido, acelera, avanza, no corre, ahora corre, él también.Empuja la puerta del cuarto de paredes negras, él la alcanza ahí, ella sonríe, toma su mano, siente entonces una suavidad eterna, sus manos frías, blancas como la nieve, acerca la cabeza a su cuello, y huele la helada que nace de su cuerpo, su cuerpo vuelve a clavarse, es demasiado el frío, las paredes negras ya no están, sus músculos se mueven, parpadea, siente el frío gélido pasar por sus pulmones, parpadea nuevamente, ella ya no está, está solo en una habitación sin paredes, ni techo sin siquiera suelo en donde clavar sus pies, el gélido vuelve a recorrer su cuerpo moribundo, abre los ojos, el pecho le golpea, escucha esa música nuevamente, escucha una sirena.


Lo cargan entonces y lo llevan a una ambulancia que esperaba afuera de la casa, de lejos ve nuevamente a esa joven, siente nuevamente su aroma, expira.


Se encuentra junto a ella, desnudo, tocando el piano, con el portón entreabierto.




Gracias VIMG♥

viernes, 18 de enero de 2013

Confesión de amor

Mientras sostengo tu mano, de repente aparece una luz en tu mirada, me alegro, te miro y sonrío y la mía también se enciende; nuestros sueños comienzan su baile, se juntan, se vuelven uno en la danza y con pequeños pasos terminan cada melodía sin dejar de mirarse, sin dejar de sonreírse.
Ilusionarse nuevamente con cada una de tus risas, pero solo te hablo con la mirada pues aún sigo sin saber que te podría decir; tú que eres tan perfecta, traduceme este silencio y así tal vez descubras el secreto de mi alma, que no se cansa de amarte.
"... Me dejare de flores por un rato, y te lo diré: ... Te amo!", se escuchó por las calles de Lima lista para recibir el aniversario.
Eran solo dos sombras que al final de la calzada se volvían una. Eran cualquiera para cualquiera; su amor, uno más para alguien más; sus mundos, tan normales para los normales; pero ellos estaban enamorados, y el amor te nubla los ojos, la mente e incluso, la concepción del tiempo y de las cosas, y por ende para ellos no eran cualquieras, eran la pieza que hacia de cada segundo de sus días  uno perfecto; su amor era la gota que hacia del elixir de la vida, cada vez más fuerte y eran también la razón y el motivo de seguir respirando; y por último, sus mundos, para ellos su mundo estaba flotando en la mirada del otro, su mundo daba vueltas a sus alegrías, para ellos sus mundos eran solo uno, con un aire que sabía a miel, un lugar perfecto para compartir un beso, sus mundos se perdían, un beso que se sentía a brisa, fresca, fuerte y viva como tal.
"Eso es lo que me das todos los días,  Fuerza y Vida, para seguir luchando por el mundo, y ahora TÚ eres mi mundo. Me das vida, para seguir luchando por ti."

Gracias IJRH



jueves, 17 de enero de 2013

Una cita en París

Entre sus calles iluminadas andaba una sombra expectante de compañía  ni siquiera un alma solitaria, porque no lo acompañaba ni siquiera su soledad. 
Mirada baja, cabeza gacha, ojos perdidos en sus pisadas, vestía pantalón beige y camisa blanca desabotonada en el cuello, buscaba una razón, una razón de cambiar su caminar, lo olvido, corrió ante las extrañadas miradas parisinas y paro en un parque de una paz tan grande, que solo el aire perturbaba su fineza.

Levanta la mirada, sonríe y camina a paso galante, casi dandi; un olor a vida lo había animado, sigue su travesía emocional por un sendero de piedra entre gigantescos arboles y extensas llanuras cubiertas de pasto hasta donde su imaginación alcanzaba a ver, no soportó más y entro a los pastizales, no pudo, lo atrajo su libertad, aun afuera de ellos la notaba, felicidad puramente transformada en aire, sin otro gota más que sonrisas exprimidas de cientos de carcajadas. Disfrutó de todos sus ánimos por unos cuantos segundo y luego calló rendido, cerró los ojos y comenzó a recordar; el cielo se nubló, los pastos se secaron y los arboles callaron sus brisas; volvía el dolor, pero de repente entre tantas ideas que le sangraban la mente lo despertó un golpe en el pecho, abre los ojos, el cielo, los pastos, los arboles, las risas, todo vuelve a aparecer, se torna y mira a sus costados buscando la razón  el culpable de volverlo a su felicidad, no había nadie, tal vez huyó.
Al no encontrar culpable de su escape a la condena, se levantó, y sin querer la vio,  una manzana a unos pocos pasos de donde había estado hundido su cuerpo en toda esa efímera depresión, achinó los ojos, le fijo la mirada y le dijo en tono humilde: "Gracias, porque sin ti aún estuviera sumido en esa oscura cárcel. Gracias, porque venciste una pelea que no era tuya y que ni siquiera yo pude vencer".

Gracias AAAS ♫♪