viernes, 18 de enero de 2013

Confesión de amor

Mientras sostengo tu mano, de repente aparece una luz en tu mirada, me alegro, te miro y sonrío y la mía también se enciende; nuestros sueños comienzan su baile, se juntan, se vuelven uno en la danza y con pequeños pasos terminan cada melodía sin dejar de mirarse, sin dejar de sonreírse.
Ilusionarse nuevamente con cada una de tus risas, pero solo te hablo con la mirada pues aún sigo sin saber que te podría decir; tú que eres tan perfecta, traduceme este silencio y así tal vez descubras el secreto de mi alma, que no se cansa de amarte.
"... Me dejare de flores por un rato, y te lo diré: ... Te amo!", se escuchó por las calles de Lima lista para recibir el aniversario.
Eran solo dos sombras que al final de la calzada se volvían una. Eran cualquiera para cualquiera; su amor, uno más para alguien más; sus mundos, tan normales para los normales; pero ellos estaban enamorados, y el amor te nubla los ojos, la mente e incluso, la concepción del tiempo y de las cosas, y por ende para ellos no eran cualquieras, eran la pieza que hacia de cada segundo de sus días  uno perfecto; su amor era la gota que hacia del elixir de la vida, cada vez más fuerte y eran también la razón y el motivo de seguir respirando; y por último, sus mundos, para ellos su mundo estaba flotando en la mirada del otro, su mundo daba vueltas a sus alegrías, para ellos sus mundos eran solo uno, con un aire que sabía a miel, un lugar perfecto para compartir un beso, sus mundos se perdían, un beso que se sentía a brisa, fresca, fuerte y viva como tal.
"Eso es lo que me das todos los días,  Fuerza y Vida, para seguir luchando por el mundo, y ahora TÚ eres mi mundo. Me das vida, para seguir luchando por ti."

Gracias IJRH



jueves, 17 de enero de 2013

Una cita en París

Entre sus calles iluminadas andaba una sombra expectante de compañía  ni siquiera un alma solitaria, porque no lo acompañaba ni siquiera su soledad. 
Mirada baja, cabeza gacha, ojos perdidos en sus pisadas, vestía pantalón beige y camisa blanca desabotonada en el cuello, buscaba una razón, una razón de cambiar su caminar, lo olvido, corrió ante las extrañadas miradas parisinas y paro en un parque de una paz tan grande, que solo el aire perturbaba su fineza.

Levanta la mirada, sonríe y camina a paso galante, casi dandi; un olor a vida lo había animado, sigue su travesía emocional por un sendero de piedra entre gigantescos arboles y extensas llanuras cubiertas de pasto hasta donde su imaginación alcanzaba a ver, no soportó más y entro a los pastizales, no pudo, lo atrajo su libertad, aun afuera de ellos la notaba, felicidad puramente transformada en aire, sin otro gota más que sonrisas exprimidas de cientos de carcajadas. Disfrutó de todos sus ánimos por unos cuantos segundo y luego calló rendido, cerró los ojos y comenzó a recordar; el cielo se nubló, los pastos se secaron y los arboles callaron sus brisas; volvía el dolor, pero de repente entre tantas ideas que le sangraban la mente lo despertó un golpe en el pecho, abre los ojos, el cielo, los pastos, los arboles, las risas, todo vuelve a aparecer, se torna y mira a sus costados buscando la razón  el culpable de volverlo a su felicidad, no había nadie, tal vez huyó.
Al no encontrar culpable de su escape a la condena, se levantó, y sin querer la vio,  una manzana a unos pocos pasos de donde había estado hundido su cuerpo en toda esa efímera depresión, achinó los ojos, le fijo la mirada y le dijo en tono humilde: "Gracias, porque sin ti aún estuviera sumido en esa oscura cárcel. Gracias, porque venciste una pelea que no era tuya y que ni siquiera yo pude vencer".

Gracias AAAS ♫♪